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08/08/2011 - Los costes del conflicto
Xavier Pastor y Eduard CarreraArtículo de opinión
Xavier Pastor y Eduard Carrera
Publicado el 8 de agosto de 2011 en el Diari de Girona
Enlace del artículo: http://www.diaridegirona.cat/opinio/2011/08/03/costos-del-conflicte/505614.html


Estos días hemos sabido cuál ha sido el coste del conflicto de los "pepinos": 227 millones €. Estos millones son las compensaciones por las pérdidas derivadas de la incapacidad de vender y almacenar la cosecha de pepinos básicamente españoles, debido a las declaraciones de la senadora de Sanidad de Hamburgo Sra. Cornelia Prüfer-Stoks en mayo pasado.

El conflicto se da como resultado de las declaraciones públicas de esta senadora alemana, que afirmaba tener pruebas que señalaban los pepinos españoles como causantes de la muerte de ciudadanos alemanes por intoxicación. Después se demostró que los análisis no eran nada concluyentes, pero independientemente de la certeza o no de las pruebas científicas, el conflicto entre los dos países estaba servido.

La gestión de la crisis sanitaria en manos de los científicos alemanes, pero sobre todo por parte de las instituciones públicas, concretamente de esta senadora alemana, fue fundamental en la creación y aparición de este conflicto, ya que posteriormente los análisis quedaron en entredicho. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Todo el mundo, especialmente los consumidores europeos, desconfiaban de los pepinos, haciendo caer en picado la venta de productos españoles, italianos, holandeses, belgas y polacos, y provocando su destrucción.

Y es que los conflictos son una buena fuente de aprendizaje. Seguramente todos lo sabemos, incluso más o menos tenemos claro qué hacer en estas circunstancias, pero este caso demuestra de nuevo que generalmente la gente no aplica lo que sabe.

Las pruebas de los primeros análisis supuestamente apuntaban a los pepinos, concretamente españoles, como causa de la muerte de los ciudadanos alemanes. La senadora consideró que tenía la información necesaria para afrontar una alarma sanitaria, ya que se conocía la fuente de la intoxicación. Sus palabras, aunque podían generar un conflicto con los productores agrícolas, transmitían una imagen fuerte de la salud pública alemana y desvanecer cualquier riesgo de epidemia.

Pero había otras posibilidades. Con los primeros indicios sobre los pepinos, hacer verificaciones, ya que había mucho en juego. Una vez verificado, hablar con los países europeos productores y con las instituciones de la Unión Europea en esta materia, poner a trabajar diferentes científicos para encontrar un remedio a la enfermedad y sobre todo acordar el mensaje que se comunicará.

Por el contrario, se impuso la visión asustadiza y miope de la senadora en la gestión de la crisis sanitaria que, contaminada por las declaraciones de aquel momento de políticos alemanes sobre el estado de la economía española y la falta de productividad laboral, precipitó un conflicto público de grandes dimensiones y costes elevados. De entrada, 71 millones de euros sólo para el 50% de las pérdidas de los productores de pepinos, pero también de tomates, lechugas, calabacín y pimiento, españoles. El otro 50% está previsto poder compensarlo más adelante con subvenciones.

Si en situaciones normales no se deben asumir estas prácticas y estos resultados, en época de crisis aguda, con recortes y restricciones públicas y privadas, la creación innecesaria de estos conflictos es intolerable y más teniendo en cuenta que este debería haber podido ahorrar.

Ahora ya sabemos con datos cuáles son los costes de un conflicto, pero sobre todo tenemos indicios claros de lo que no se debe hacer y, sabiéndolo, lo que hay que poner en práctica para resolverlos con éxito.

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