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Miércoles 20 Junio 2012
Meitat tarongesEn este momentos, saber Resolver conflictos es vital. La Resolución de conflictos es mucho más que comunicación; puesto que hablando la gente se entiende, pero hablando la gente se enfada. Es más que negociación, puesto que para llegar a un acuerdo, hace falta una visión y actitud positivas del conflicto. Es más que gestión emocional, pues hay factores estructurales que predisponen al conflicto. Es todo esto, más saber crear espacios y climas de diálogo que favorezcan el acercamiento, el contacto, el conocimiento, el respeto, la comprensión e incluso la estima entre las personas confrontadas de forma puntual y continuadamente.

Editorial del núm. 36 del Butlletí de Resolució de Conflictes Públics i Mediació Comunitària de la UdG (Fundació UdG)

Martes 8 Mayo 2012
Eduard VinyamataEduard Vinyamata
Director del Campus per la Paz de la UOC i conflictólogo

Las leyes de mediación han sido más un problema que una solución. Han condicionado negativamente la formación y la profesionalización de los mediadores, han generado un entramado legislativo a menudo incompatible, han condicionado la práctica de la mediación en las intervenciones de los abogados en ejercicio como tales: justo lo que se quiso evitar cuando la mediación se creó, de modo que ha vuelto a llevar los conflictos personales al terreno judicial.

La actual situación económica también ha generado una reducción drástica de aquellos mediadores convertidos en funcionarios e impidió, en años anteriores, que personas con capacidades innatas o adquiridas mediante la formación se convirtieran en buenos profesionales.

Las leyes también han obstaculizado la evolución, la adecuación formativa y la capacidad innata de los mediadores con relación al conocimiento científico de los conflictos y de los métodos de intervención.
La mediación, tal y como es hoy, ha perdido el atractivo de sus inicios (o con relación a los países donde se respetaron sus planteamientos iniciales), envía al paro a muchos mediadores y su formación se transforma en un negocio alejado de las mínimas garantías que pueden ofrecer las universidades con programas de posgrado de Mediación.

La mediación vuelve a ser un proceso, no extrajudicial, como se configuró inicialmente, sino un proceso prejudicial, con todos los perjuicios que ello conlleva.

Muchos mediadores incorporan otras técnicas, como el asesoramiento (counseling) o el entrenamiento (coaching) y, en todo caso, solo la conflictología aporta nuevos horizontes de solución racional, científica y no violenta de todo tipo de conflictos.
 

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